Biblioteca del palacio

Entré en la biblioteca después de la discusion entre la princesa y Ziven, su guardian, me obligase a que me llevasen ropas y a llevarme a un cuarto en el que me hospedaria durante un tiempo. Estaba euforica a la vez que muy nerviosa cuando llamé a la puerta con los nudillos y mi cabecita asomó tras la puerta.

- Perdone princesa... Ziven me dijo que queriais hablar...

Entré y cerré a mis espaldas. No me podía creer el traje que llevaba: un traje de siglo dieciocho, azul , de los que arrastran por el suelo y tienen muchisimo volumen. Estaba con pocas joyas, y estas eran pequeñas y simplemente algo llamativas contra el rosado color de mi piel. Andé un poco hacia su majestad y los zapatitos de tacon resonaron con gracia, aquello me encantaba. Me habían peinado el pelo, por lo que ete caia precioso y brillante.

- Perdone si molesto su lectura... Pero ese libro no se lo recomiendo- dije referiendome al que tenia justo en la mano. - Es muy lento el desarrollo

Alce la vista con una ceja levantada y cerre el libro de golpe.

Insinuas que tengo mal gusto para la lectura niña?

No se si consciente o inconscientemente la estaba probando.

No tengo nada que hablar con una humana, asi que dile a Ziven que se ha equivocado, pues tampoco le hablo a el.

Mi tono de voz era duro, severo, cortante.

Esta biblioteca no es para ti, los humanos no apreciais las obras de arte, sois tan jovenes y tan estupidos todos...

Suspiré...

Que paciencia han de tener con esta vampira...

La miré y me acerqué áún más. Miré algunos libros, muy pocos había leido, y casi todos eran versiones antiguas, pero habia muchos titulos que llamban la atención.

- No he insinuado para nada que tenga mal gusto, más bien le daba mi opinion sobre ese libro en concreto... - dije pasando el dedo por un libro lleno de polvo, lo saqué y lo ojeé - Y claor que tiene razon, soy joven y lo sé, es más el arte me llama la atención...

La miré sonriendo.

- Podria enseñarme usted

Solte una irónica carcajada.

Soy soberana no profesora ve con tus problemas de estupidez a otro. Porque me persigues eh? Te crees que soy estupida y no te veo esconderte cuando me giro?

Me levante del sillon y deposite el libro en su lugar exacto, despues juguetee con una llavecita que me colgaba de la muñeca mientras seguía mirando tomos.

Di que me preparen mi baño, ya! ordene a un sirviente mientras esperaba la contestacion de la humana

-Es una pena... seguro que usted enseñaría de maravilla...

Callé cuando ordenó a la sirvienta que ordenasen su baño. Me quedé pensativa y me acerqué más a ella.

- Yo solo estoy aquí porque me encantais, no por ninguna otra cosa, no veo la razon de esconderme, es más creo que no lo hago pero si he dado esa sensación rogo que me disculpe...

Dije con formalidad, solté un suspiro y dije:

- ¿Conoceis a la princesa Irea?

Gracias pero con elogios no vas a ninguna parte, crees que naci ayer?

Solte un gruñidito estaba harta de preguntas

Si la conozco, no tienes cosas que hacer? Como dormir...o comer o...no se no tienes unos padres que te regañen porque no estas en tu casa y estas aqui molestando?

Camine ignorandola entre las estanterias

Dime cuanto vas a tardar en morirte? 15 años? 30?

Pregunte impaciente, nunca un humano habia durado mas de 1 año vivo a mi lado, en realidad no sabia cual era su mortalidad.

No hice caso sobre la pregunta de mis padres pero en aquel momento tanto mi mandibula como mis puños se cerraron con fuerza. Suspiré y volví a mi actitud feliz.

- Pues... tengo buena salud... soy joven.. a menos que muera por un accidente o una grave enfermedad de ponto... estimo que me quedarian unos... mmm 68 años como minimo, Selanora... - dije sin percatarme de que habia dicho su nombre de pila, se lo habia escuchado a Ziven en el patio del catillo.

Me quedé unos segundos pensativa.

- Si quiere en vez de piropearla puedo ser verdaderamente sincera con usted aunque ponga en peligro mi condicion de humana o viva... - dije tragando saliva antes de decir como si nada - ...tratas mal a la gente, eres arisca y un poco bastante cabrona.. creo que tienes alguna clase de problema.. algun mal recuerdo quizas... y por ello atormentas a los demas y no les puedes mostrar un apice de felicidad...

Dije sin respirar entre palabra y palabra, ya esta estaba muerta

Me rei a carcajadas, hacia mucho que no lo hacia

Parece ser que la humana tonta no es tan tonta despues de todo, aunque si me conocieses, aseguraria que si, pues solo un estupido se atreve a hablarme asi.

La escudriñe con la mirada haciendo un mohin

Sabes algo de decoracion? O te limitas a leer mentiras sobre Vampiros en tu casa? pregunte con una ceja alzada Hmm no has contestado a la pregunta de tus padres osea que, o te odian o han muerto, bueno, me da igual, me molestas, adios.

- ¿Adios! No me voy a ir sin más porque tu me lo ordenes. Si estan muertos, a manos de un vampiro, pero como no eres una buena princesa esas cosas te dan igual, no como a Irea que ella si me ayudo - dije realmente enfadada, hasta levemente sonrojada, la eché una mriada envenenada y dije con veneno en la voz - Solo estás en tu puñetero trono viendo como los demas pasan sin más, no tienes preocupaciones ni ocupaciones... estas segura... ¡Pues que te den! No te pienso hablar con ningun respeto...

Dije antes de girarme para marcharme, estaba apunto de romper o de darle un puñetazo, pero como sabía que me romperia la mano o que me avergonzaria me gire para marchar

El golpe me dolio tantisimo que pensaba que se me iba a desencajar la mandibula, aquello era humillante, pero apra cabezona imbecil ¡yo! Me senté en el suelo y me quedé mirándola:

- D eaquí no me muevo.. llama a la guardia si lo deseas

Pegue un grito de rabia ante aquella insolente y grite:

GUAAAARIDAAAAAS!!!!!!! LLEVENSE A ESTA INTRUSA DE MI BIBLIOTECA! LAS MAZMORRAS ES SU LUGAR!

Llevate a esta rata a las mazmorras!!! Antes de que amanezca quiero su cabeza encima de mi escritorio. gruñi cerrando de un golpe a cajita fuerte

Y ahora fuera! Quiero estar sola, que absolutamente nadie me moleste. Fuera! No quiero ni criados ni guardias ni sirvientas!

Necesitaba mi espacio, queria leer el diario de mi madre, me habia alimentado de sus palabras desde que murieron padre y ella.

Me aproximé a ella, lucía una sonrisa en su rostro, pero en sus ojos se podía ver como escrutaba cada rincón del mio.
Sostuve su mano contra mi cara y la acaricié, con una cariñosa pero forzada sonrisa. Mis ojos se apartaron de los suyos bajando la mirada mientras la besaba durante un corto tiempo sin apenas intensidad.

La rodeé por la cintura y la eché hacía un lado abriéndome paso y deslizando mi mano por su cuerpo en dirección a la que marchaba, para acabar sentándome frente a ella. -No es nada mi amor, estoy agotado. Musité cariñosamente tratando que olvidara la situación mientras, casi inconscientemente bajaba la mirada y mi cuerpo se tensaba.

Agarré su mano con la mía sin dudar, era lo que más necesitaba en esos momentos, los dos tactos frios como el hielo, se volvían tan cálidos y agradables cuando eran uno...

Como esperaba iba a descubrirme fácilmente, un punzante y decidido "mientes" zarandeo todo mi cuerpo casi al instante. Insistió, obligándome a levantar la mirada e infundiéndome el valor suficiente para sostenerla. Sus próximas palabras inspiraron en mi rostro, un estado de soñolencia, casi catatónico, que hizo que mis ojos se entrecerrasen con profundo pesar. No importaba lo que fuese, sí, pero esto no era cualquier cosa.

Ardía de rabia en mi interior, su padre vampiro había acabado con toda mi familia, eso era inaceptable desde luego, pero me sentía tan incapaz de increpar contra ella... eso me resultaba mucho más insoportable que ocultar mi gran pena. Una parte de mi ser clamaba venganza y la otra sosiego. Un conflicto interno demasiado fuerte. No... ella no... me repetía hasta la saciedad.

Permanecí callado y baje aún más la mirada encarcelando mi furia y ocultando mis colmillos con gran recelo, tanto que me olvidé que su mano sostenía la mía. La apreté temblorosa involuntariamente en busca de un mecanismo para mantener el control.

Aah Ziv...No me esperaba que fuese a apretarme la mano tan fuerte, me estaba preocupando. Con mi otra mano le acaricie la cara, sacandolo de aquel trance. Que ocurre? Su respuesta fue nula, se limitaba a esquivar mi mirada. Ziven, mi amor, ¿que ocurre? Nada. Estaba claro, era lo que tanto me temia, seguro. No queria escucharlo. Bien Me levante y le observe. Cuando regrese tu voz cuentamelo, estoy en nuestra habitacion. Cierra la puerta del pasadizo antes de salir. Dije justo antes de girarme.

Estaba absoluta e irremediablemente perdido por primera vez mis cuatro siglos de vida, tenía tanto miedo a mencionar las palabras... aquellas que desencadenarían en una discusión fatal, condenándome eternamente, con el odio, y no el amor, de Selanora. Seguía pareciéndome más viable permanecer callado, pero la situación, había llegado a un punto de no retorno, el silencio tampoco formaba parte de la solución, No... Sela... alejate. susurraba muy bajito, mientras ella trataba de animarme entre sus caricias. Suplicaba que se alejara, no sabía cuanto más duraría esta sensación de descontrol, pero dañarla a ella supondría muerte, en el peor sentido de la palabra, un cuerpo vivo, sin vida, eso era muchísimo peor, vivir sintiendo haber muerto.

Me levanté de la silla y la miré abatido, ni tan siquiera me sentía capaz de entregarle un último beso de despedida, por miedo a asesinarla. -Te quiero,no olvides eso, por favor. El camino hacía la salida de espaldas a ella fue el más duro, mi cuerpo se mantenía en silencio cada vez más tenso. Entreabrí la puerta y recapacité, no podía abandonarla de esa forma tan rastrera, no podía permitirme abandonarla, si tenía que marcharme, me odiaría por voluntad propia,

Cerré la puerta y apoyé la cabeza sobre ella, derrotado, respiré profundo y golpeé la madera de un puñetazo, dándole la espalda y bajando la mirada al sentirme superado por mis expectativas. -Tu padre... bastardo... comencé a susurrar totalmente desquiciado asegurándome que lo escuchara.

Le observaba cada vez mas intrigada, me esperaba aquel golpe a la puerta, no podia verle asi, sentia la necesidad de eliminar de raiz lo que fuese que le estaba haciendo daño.
Esperaba impaciente a que dijese algo, necesitaba alguna pista, cuando al fin se dispuso a hablar, mis esperanzas de claridad se vinieron abajo, aun estaba mas desconcertada.
¿Que has dicho de papa? Lo habia oido perfectamente, pero no era capaz de seguir el hilo de la conversacion, estaba claro que fuera lo que fuese a lo que se referia, se me escapaba por completo. Acercandome por su espalda y abrazandolo, con un suspiro insisti:
Mi amor explicate mejor, por favor..

Dejé que me rodeara por la cintura, aún en ese estado, no podía dañarla. Apoyé ahora mis dos puños en la puerta y los apreté con fuerza, mientras ésta empezaba a murmurar con ansías de romperse. -Es una pena que tu padre esté muerto... ¡no podre pagarle con la misma moneda! Sólo yo sabía como me consumían esas palabras, ni si quiera las sentía, eso era cierto, pero aún en esta situación, aún con éstas injurias debía seguir protegiéndola... de mí.

-Suéltame! Grité deshaciéndome con brusquedad de su abrazo y caminando al otro extremo de la habitación. -Vete, ¡ni te me acerques! De nuevo ese fuego abrasador, que me quemaba por dentro, era absolutamente insoportable escuchar esas palabras de mi boca.