Biblioteca del palacio

Nunca penseque esas palabras pudiean dolerme tanto. No tenia capacidad de reaccion, estuve unos segundos anonadada luchando contra el desconcierto y las lagrimas que, a medida que cuasi comprendia la situacion, pugnaban por salir.

-¿Por que dices eso de papa? ¿Que te ha hecho ahora?

Cuando me grito que me fuese senti como si me faltase el aire. Queria llorar. La puerta estaba al lado suya, asi que procure pasar a su lado lo mas rapido posible, para no verle, para que no me viese romper a llorar, mire a la puerta si abrirla, sin querer abrirla.

-Me ire si me dices por que quieres que salga de la habitacion.

Mi voz estaba descontrolada, el sonido de las lagrimas goteando sobre el suelo hacian compañia a mis sollozos enmudecidos por mi propio orgullo.

-No vuelvas a gritarme asi.

Mi nerviosismo aumentaba por segundos, la ira y el descontrol se apoderaban de mi sin descanso, abatiendome lenta y dolorosamente. Marchate Sela, Por Favor, te lo ruego, no quiero perder mi vida acosta de la tuya...no viviré si cierras tus ojos ante mi por siempre... Mi mente no cesaba en su suplica, pero ella seguía alli frente a mi, y no sabía cuánto tiempo más iba a mantener la cordura. Tú padre era un asesino... un cobarde... aniquiló a mi familía sin ninguna clase de escrúpulos, por el siempre y mero hecho de que carecía de valor para enfrentarse a unos Licantropos... por su culpa... ¡me quedé solo! Ahora todo encaja, para esto quiso entrenarme en la batalla... quería convertirme en un monstruo como él, sin escrúpulos ni temores, si algún día gracias a la más desafortunada de las suertes debía contarme la gran masacre, no me supondría ningún problema afrontarlo, ¡no tendría que torturarse toda una eternidad... debí haberle matado hace mucho tiempo... Pero eso no es todo...

Maldigo el día en el que me encontraste... Selanora Moonblood. Dije acabando la frase. Sabía lo que venía ahora, su alma moriría, sus lagrimas brotarían de sus ojos y yo presenciaria mi propia destrucción, ahora yo mismo deseaba darme muerte. Y así iba a ser, más tarde o más temprano, pero ahora yo, no podía verla así, no a ella, pero debía alejarla de mi, para protegerla, por mucho que me doliera, la princesa, debía odiarme, para siempre.

No respondí a su última pregunta y opté por una alternativa. Salí raudo de la habitación y golpeé la puerta con un portazo saliendo a los pasillos y encerrándola en una habitación sin salida posible.

¿Como podia estar diciendo todo eso de mi padre? Llevaba puesta su corona....las preguntas se me acumulaban pero ninguna de ellas salia, estaban presas del dolor que me estaban causando todas y cada una de aquellas horribles palabras. Solo podia observarle desecha. sin apenas reaccionar, hasta que maldijo ese dia, fue entonces cuando acabo de partirme en dos.

Deja de decir esas mentiras sobre padre!! Tenias que haberte quedado alli, en la calle y haber muerto de sed o quemado por el sol.

Ignorando mis palabras el sde limito a girarse y salir de alli.

MALDITA SEA NO ME DES LA ESPALDA!! Solo eres un mendigo...cuando cerro la puerta me apoye contra ella y comence a llorar.

Te odio! Largate de aqui antes de que avise a la guardia y escondete bien porque le pondre un precio a tu cabeza! estaba dispuesta a salir de alli desde el pasadizo, cogi mi llave y luchando contra las lagrimas abri la puerta.

Sus reacciones comenzaron tal como esperaba, llenas de un falso odio, él cual yo esperaba, un día se convirtiese en verdadero.
Corrí y corrí más allá de aquellos pasillos malditos ahora para mí, pero su dolor me embargaba cada vez más, era como si condenado bajo un rayo de sol, me estuviese abrasando en segundos. La sensación me resultó tan aterradora,que mis pasos se detuvieron al instante. En ese momento comprendí el causante de tanto dolor y rabia, era el hecho de perderla... a ella. Y en este instante, me estaba condenado yo mismo a la hoguera. ¡Maldito Seas William! No podía dejarla así, no quería dejarla así, y no iba ha hacerlo bajo ningún concepto. Mi tortura había terminado. Ahora mi rostro seguía desencajado, cegado por la culpabilidad de haberla visto así.

Raípidamente llegué hasta la habitación y abrí la puerta. Volé hasta ella a una velocidad casi imperceptible incluso para los vampiros y la abracé. aprisionandola con algo de fuerza contra mi pecho, en un futuro reconfortante abrazo iba a escucharme, incluso en contra de su voluntad. Guardé mi cabeza en su clavicula y comencé a susurrar.

-Perdóname Selanora... he sido un estúpido, un completo estúpido. Olvídalo todo, te lo ruego. No había otra opción, si tu padre no aquilaba a los humanos de Belmont iba a poner el peligro su reino... Desde el momento en el que me convertí supe que no volvería a verlos, incluso yo, como neofito podría haberlos asesinado.

Ricardo estaba sometido a mucha presión... como Rey, sería toda una condena para él, ser el responsable de todas las muertes de Albion. Entonces decidió hacer un pacto con William. ¿Recuerdas la noche que me encontraste? Pretendía casarte con él para unificar las razas y estirpar así la amenaza. Ponerte en las garras de ese bastardo... sacrificar a su propía hija para salvar su reino, sólo dinero y cosas materiales, hace un momento cuanto me enteré, no podía creerme que te intercambiará por algo tan superficial... deseé matarle. ¿Que hubiera pasado si no llegas a encontrarme? No quiero ni pensarlo Sela. En ese momento mi abrazo se intensifico un poco más gracias a la imagen creada por mi mente. Mi tono sonaba afligido y lleno de amargura, no habían razones para creer que estuviera mintiendo.

Sueltame susurre entre lagrimas Primero casi juras que me odias y ahora dices todo eso de mi padre, el no seria capaz, aquella noche dabamos un paseo, queria enseñarme la ciudad. Ziven sueltame.

Eso que el decia en aquel todo sonaba del todo cierto pero aquello era imposible, papa nunca jamas haria una cosa asi.

Solo querias subir de escalafon, en realidad nisiquiera me amas, sueltame. Que me sueltes! Consegui deshacerme de sus brazos, a pesar de sus palabras, con total desgana. Era mentira, no voy a poner precio a tu cabeza, no puedo, pero por favor, dejame en paz.

Mi rostro se desencajo mucho más ante sus palabras. Consiguió liberarse. Aún me debato ante la gran pregunta, quizás consiguió liberarse, o más bien, yo la solté, pues no había nada más que hablar. Me desequilibré hacia atrás, no podía ni mantenerme en pie, la luz de mis ojos rubíes desapareció, ni tan siquiera me atrevía a mirarla directamente. Dejé que ganara su espacio vital y me descoroné ausente de vida y sin responder a sus palabras. Degradame. Le pedí, mientras mi cuerpo comenzaba a rendirse de nuevo, después de algún tiempo a una reverencia.

No no queria creer sus palabras ¿Por que me has contado esas mentiras? Agarre su mano Cuentame la verdad, ¿que ha pasado ahi abajo? no podia verlo tan destrozado, el seguia sin contestar. Me agache junto a el y volvi a colocarle la corona antes de darle un beso. Quizas te equivocaste al interpretar documentos...

Cuando me besó, deposite mis labios en los suyos momentaneamente. Mis ojos, apagados se posaron en los suyos casi por inercía, estreché las comisuras de mi boca, intentando dibujar una sonrisa que no apareció. Ladeé levemente la cabeza, en un pequeño gesto comprensivo de incredulidad y desasosiego. No quería alardear de mi experiencia, pero resultaba muy improbable, que el mejor guardián del castillo y para más inri, un vampiro, tuviera un fallo de esas caracteristicas, pero por otro lado, era algo normal que tratara de buscar una salida a la realidad que se estaba enfrentando.

Sostuve sus manos entre las mías, era muy capaz de comprobar su estado, estaba sufriendo por verme así, y aunque tuviera razones para desear no existir, en aquellos momentos ella era más importante y, casi al instante mi cuerpo comenzó a calmarse muy poco a poco, debía eliminar aquella sensación de vacio en ella, aunque eso terminara sentenciandome como el mentiroso que no era.

-Escucha cariño, comencé de nuevo con un tono cercano y en susurros, olvidando aunque solo fuera por un momento todo lo que acaba de suceder. Tras la coronación baje a la cámara y me dispuse a escribir, siguiendo con la tradición,como era de esperar, podía resultar dificil, no supe que escribir y me permití el lujo de echar una ojeada al resto de escrituras, fue entonces cuando, por casualidad, llegué a la hoja que había usado tú padre, el texto parecía estar inacabado así que continué con la intención de pasar la hoja para leer el reverso... fue entonces cuando descubrí una carta firmada por Ricardo MoonBlood. Sé que es duro de asumir Sela, puedes maldecirme cuanto desees, pero,déjame pedirte un favor a cambio. Si realmente, crees en algo de lo que digo, por mínimo que sea, si me quieres... baja, compruebalo tú misma y emite tu juicio.

Dije en un tono de consejo, adoptando por momentos la postura de viejo guardián, dispuesto a abandonar la biblioteca si nada me lo impedía, ya no pedía hacer nada más, solo esperar que me creyera.

Le sonrei incredula eso era absolutamente imposible
Mi amor, leiste mal, seguro, te amo, pero conocia muy bien a mi padre y se que eso en el es totalmente imposible. Por su puesto que te creo, creo que leiste o interpretaste mal y te alarmaste. Yo misma bajare y lo comprobare, deacuerdo?
Agarre su cara con ambas manos y le bese Por favor...
mi voz se quebro No vuelvas a decir nunca mas cosas como esas dije refiriendome a su "arrepentimiento" anterior por haberme conocido Por favor, no mas...
mis ojos se quedaron fijos en el suelo

Busqué su mirada una vez la vi postrada en el suelo, una vez conseguí que nuestros ojos se encontraran, me incliné hacía ella y sostuve su cintura incorporándola y poniéndola de pie frente a mi. Continué aguantándola y apoyé sus brazos en mis hombros, extendiendolos horizontalmente y anclando sus manos en mi cuello, extendiendo los mios de la misma forma, quedándo por debajo en perpendicular con respecto a los suyos. -Perdóname, prometo no volver a hacerlo. Aseguré con una costosa sonrisa, después de todo el altercado. La miré fijamente y el silencio se apoderó del lugar durante largos segundos.

Finalmente la atraje hacía mi, y la pegué a mi pecho con firmeza, besándola con toda la intensidad que hasta hace poco se mostraba ausente en mi, con movimientos amplios y descarados en mis labios.

Ambos podíamos tener razón, desencadenando unas consecuencias u otras, pero todavía me quedaba tiempo para disfrutar junto a ella, no había motivos para distanciarse.

Respondi ante ese tan deseado beso, necesitaba que me besase asi, nuetras "diferencias" al segundo quedaron completamente enterradas, lo amaba dijese lo que dijese,pensase lo que pensase, lo amaba. Tras ese beso suspire con ganas Te quiero mi cara se apoyo en su pecho y me embargue de su olor Te quiero

Tras unos segundos felizmente acomodados levante mi rostro Voy a bajar, pero dejame ir yo primero, si es verdad y encuentro algo, quiero leerlo a solas susurre, tras un asentimiento por parte de el, bajamos juntos, muy juntos, hasta la camara