Habitacion Real

Un nuevo día llegó, tal cual hubo terminado la noche anterior, el rostro de Selanora, absolutamente relajado fue lo primero que vi al despertar abrazado a ella, sus ojos yacían cerrados,estaba dormida, no parecía tener demasiados incentivos para enfrentar otro día de mandato. Me moví despacio y me reincorporé, moviendo levemente sus piernas, sin molestarla para hacerme un hueco al lado de la cama. Mi torso se mostraba aún desnudo y una fina sabana cubría la zona más abajo de mi cintura. Suspiré y me incliné un poco, rascándome con las palmas de los ojos las manos, buscando que mis ojos se acostumbraran más rápidamente al cambio de luminosidad. Realmente no lo necesitaba, pero había visto aquella escena en tantos matrimonios humanos, que casi podría decir, se había convertido en una reacción instintiva.

La miré un momento, seguía en inmóvil. Giré mi cuello hacía el traje, preámbulo de coronación, las sirvientas habían cumplido mi orden, y ya lucía con todo su esplendor, me preguntaba cuando lo habían dejado allí.

Finalmente me levanté de la cama y deje caer la sabana, que me cubría, mientras comenzaba a vestirme poco a poco, sin apenas separarme de su lado.

Deberías despertar Sela, se hace tarde. Dije hablando conmigo mismo, sin esperar que me escuchara, esperando que mi voz, fuera desterrando poco a poco su profundo sueño.

Me estaba enfadando bastante el trasteo que alguien estaba haciendo en mi habitacion, habia repetido un millon de veces que NO me desvelasen mientras dormian, si tenian que hacer su trabajo debian de hacerlo en absoluto silencio. Entonces su voz resono en mi ensoñacion, era él el que estaba hciendo algo, eso borro al completo mi irritacion.

Abri los ojos y suspire, su olor aun seguia en mi piel, le observe acabar de acicalarse y despues fui consciente, ¿porque se viste ya?

Sali de la cama sin etenerme en cubrirme con nada y le abrace por detras.


-Eres el rey, no existen los horarios para ti...Susurre mientras apoyaba mi cara contra su espalda ¿Por qué te vistes? ¿A donde vas?

Las sirvientas, fieles a su cometido y tras mostrar su reverencia, entraron en la habitacion y comenzaron a recoger fingiendo ignorarme a mi y a Ziv, como yo les habia ordenado.

Dí unos pasos hacía el centro de la habitación y me miré al espejo, seguía tan vampiro como siempre. Poco después ella me abrazó por detrás y sentí la diferencia de temperatura, mi cuerpo se había calentado levemente con los textiles de la cama, pero ella seguía fría como el hielo. No debía llevar nada encima. Agarré sus manos y rodeé mi tronco con ellas, depositandolas en mi vientre, justo bajo las mías, mientras las acariciaba y miraba de nuevo al espejo buscando una confirmación. Efectivamente ella estaba tras de mi, apoyada sobre mi espalda. -Mis hombres no pensarán lo mismo cariño. Musité con una ternura no ausente de seriedad y un atisbo de preocupación. -¿Por qué no te vistes tú también? Continué tratando de desterrar esas sensaciones. Las sirvientas me miraron de nuevo incrédulas, conmovidas por el alto valor sentimental, con el que cargaban ahora mis palabras hacía la Reina. No me costó demasiado apercibirme de eso. Me liberé de su abrazo tan tierno y me dirigí hacía una cajonera, próxima a la puerta, allí, habían unos guantes de piel, que se fundían perfectamente con mi indumentaria. Debía ocultar mi alianza por el momento. Me puse un guante en la mano contraria, pasando continuamente por alto las miradas de las sirvientas. -No estoy seguro de poder hacerlo... Dije dejando de nuevo uno de los guantes sobre el cajón, refiriéndome al tan próximo dialogo con mis guardianes. Sin pensar, me giré y me fui hacía Sela, sosteniéndola por los hombros y besándola un momento de nuevo. Me quedé observándola seguramente fuera a decir algo después de eso.

-Puedes Le asegure Esta bien, ve, pero te prohibo trabajar sonrei Ahora eso no entra dentro de tus cometidos. Antes de la coronacion tienes que conocer a algunos miembros del consejo, oficialmente, prefieren hacerlo asi porque despues, solo yo podre pillarte a solas mi sonrisa volvio a aparecer y tras otro fugaz beso me dirigi hacia el tocador y extendi mis brazos, las sirvientas comenzaron a colocarme las ropas, yo seguia mirando y dirigiendome a el Han decidido reunirse todos afirme sorprendida alzando una ceja, habitualmente no se reunia todo el consejo e incluso los mas ancianos, si no se trataba de una cuestion vital, casi nunca se presentaban.

No no ese no me gusta, quiero que el vestido sea violeta. Me dirigi a las sirvientas con desden Princesa, este es el vestido de vuestra coronacion...

-¡Pues lo teñis! Quiero un vestido violeta y lo quiero ya, me pondre ese mientras.

Tras ajustar las ultimas travillas de la prenda, me sente para dejar que comenzasen a peinar y trenzarme el cabello.

Caminé hacía la puerta de salida y la abrí dejando mi mano sobre el pomo dorado. Durante unos segundos traté de convencerme de sus palabras y regalarme la confianza que ahora mismo no tenía. Ya escuchaba el traqueteo de las herramientas de belleza que habían traído las sirvientas para la ocasión. -Prometo que solo daré ordenes. Le dije a la princesa, desde los laterales de la habitación. Aventuraría que deje escapar una risita antes de salir por la puerta. Bajo mi total desconocimiento, la alianza que me proclamaba rey, podemos decir... extraoficialmente, seguía al descubierto. Creía estar un poco más calmado, pero cuando la puerta se cerro, todo el peso volvió a caer sobre mí.

Inspiré hondo una última vez y me decidí a marchar. Me detuve ante el guardia más cercano y le comuniqué, el establecimiento de la reunión, el mismo se encargaría de trasladar la noticia por todo el castillo. Finalmente llegué a la sala de reuniones de los cazadores y mis guardias, que ya estaban allí, me recibieron con una chispa en los ojos, que por cierto, resultaba muy poco común.

Quiero que aviseis al rey cuando se anuncie la llegada del consejo Anuncie mientras dejaba que siguienes trenzando, pasee mi mirada por la habitacion, fijandome en un cajon que habia quedado abierto pero sin fijarme en realidad...una vez acabaron, me levante y mire dentro del muenble por intuicion.

Ziv habia dejado olvidado uno de los guantes. No es necesario que le aviseis, yo misma ire. Las sirvientas se miraron entre ellas incredulas. ¿Que mirais? ¡Poneos a hacer cosas!! Quiero mi vestido pra antes del evento si no una de vosotras sereis mi cena ¿entendido?

Cogi el guante del cajon y sali tras dar un, muy habitual, portazo.